En el 2021 nace el Observatorio Ciudadano de Violencia de Género, Diversidades Sexo Genéricas y Prevención de la Corrupción como una forma de violencia “Menos Violencias, Más Transparencia” a través de un proceso de co-creación bajo el Compromiso 7 del Primer Plan de Acción de Gobierno Abierto 2019-2021. Esta propuesta constituye un nuevo paradigma de gobernanza en el que la ciudadanía se convierte en partícipe y protagonista de la construcción de la política pública.
En este marco, el comité conformado por Diálogo Diverso, Fundación Esquel y la Secretaría de Derechos Hu- manos, con el apoyo de la Cooperación Alemana GIZ, a través del Programa Ecuador SinCero, se articularon para concretar y dar forma al Observatorio en su objetivo de accionar el seguimiento y cumplimiento de políticas e instrumentos para prevenir y erradicar las violencias contra las mujeres y diversidades sexo-genéricas, en benefi- cio de los sujetos de derechos y contribuir al cambio y transformación de patrones socio culturales que persisten en la sociedad.
Para el Observatorio, el fenómeno de la corrupción es una variable fundamental a considerar porque permea las instituciones, los espacios públicos y, por tanto, los servicios que estas deben proveer para el bienestar de las personas. La corrupción tiene un impacto grave en la vida de los grupos más vulnerables, entre ellos, las mujeres y niñas en su gran diversidad: indígenas, afrodescendientes, personas migrantes, personas LGBTIQ+, quienes por sus condiciones, roles y estereotipos asociados al género, están expuestas a sufrir mayores actos de corrupción a la hora de ejercer sus derechos como usuarias de servicios públicos (salud, educación, alimentación, justicia, seguridad, entre otros).
El soborno, la explotación, la sextorsión, entre otros actos de corrupción, son fenómenos recurrentes que refuer- zan la desigualdad, sumen a las personas en un círculo de pobreza, exponen a las personas al abuso y al acoso, lo que denigra la dignidad y condición humana de las personas, convirtiéndose en una barrera que obstaculiza el acceso a oportunidades y servicios de atención adecuadas, así como, se convierte en un factor habilitante para la violencia estructural que victimiza y revictimiza de manera permanente a las mujeres y a la población de diversidad sexo-genérica.
Esperamos que los estudios que presentamos en este documento sean una invitación para abrir espacios de dis- cusión para profundizar la relación de estas dos variables: corrupción y violencia y que permita un análisis crítico de las realidades y el daño que sufren los géneros, que profundiza la violencia y logre interpelar a las estructuras de la sociedad para buscar minimizar la afectación a los derechos humanos.